top of page

El camino de la sinodalidad, la unidad teológica y, ¿las mujeres?


Ensayo de reflexión

La participación de las mujeres y disidencias sexo genéricas en espacios de toma de decisión de la jerarquía eclesiástica católica, ha sido escasa. Sin embargo, en 2019 tuvo lugar el sínodo[1] de la Amazonía, espacio en el que por primera vez participaron treinta y cinco mujeres religiosas y laicas. A pesar de que estas mujeres no tuvieron derecho al voto, dialogaron activamente en las mesas; donde posicionaron temas tan relevantes y polémicos como la posibilidad de que las mujeres ejerzan el diaconado, que se ordenen como sacerdotes hombres diáconos casados y la posibilidad de admitir un rito amazónico. Además, el sínodo ha sido muy importante para quienes estudian a la religión católica por la participación de personas laicas y por poner en el centro la búsqueda de una ecología integral; por ello se han realizado artículos académicos teológicos y desde ciencias sociales sobre el tema. Sin embargo, son muy pocos los que se han elaborado con perspectiva de género, e incluso de interculturalidad. En el presente ensayo se analizará, desde una perspectiva metodológica feminista, el artículo de investigación “Pensar la unidad de la teología en el camino de la sinodalidad, desde el sínodo de la Amazonía” (Valenzuela Osorio, 2023), que está planteado desde una perspectiva androcéntrica.


El análisis se realizará con base en la propuesta de Rocío Jiménez Cortés (2021) para el diseño de la investigación feminista. En ese sentido, se parte de revisar cuáles son los planteamientos fundamentales del artículo, y si en su desarrollo, Valenzuela retoma al género y cómo lo hace. Y posteriormente, se responden las preguntas guía de la autora sobre: quién investiga, qué se investiga, con quiénes investiga, cómo investiga y para qué investiga. Finalmente, se añaden recomendaciones fundamentadas en los desafíos metodológicos establecidos por la autora.   


El artículo de Vicente Valenzuela (2023) retoma al sínodo de la Amazonía como un evento paradigmático en la historia de la iglesia católica, que es relevante para repensar el concepto de la unidad teológica. De acuerdo con el autor, la unidad teológica es "la búsqueda de un sentido global y orgánico de la relación entre el saber mismo (articulación), y el saber con el vivir (integración), que funde la unidad entre existencia y testimonio, entre la teología y la pastoral, entre métodos sistemáticos-dogmáticos e histórico-críticos"(Valenzuela Osorio, 2023, p. 5). En ese sentido, Valenzuela destaca la importancia del diálogo de saberes para la integración entre la fe y la vida; es por ello que considera que “el camino de la sinodalidad” es indispensable para unir las dimensiones del ser de la Iglesia, de la vida creyente, de la cotidianidad y del quehacer teológico (2023, p. 4). Si bien el autor retoma al sínodo de la Amazonía como una renovación del Concilio Vaticano II y a ambos eventos les caracteriza por abrirse al diálogo con “las necesidades más apremiantes actuales y del futuro" (Valenzuela Osorio, 2023, p. 4), en ningún momento menciona que en ambos eventos la participación de las mujeres fue excepcional comparado con otros espacios de toma de decisiones de la iglesia católica. Así como tampoco se mencionan los diálogos que hubo en ambos espacios respecto al papel de las mujeres y su involucramiento en el quehacer eclesiástico.


Además, el autor no especifica cuáles son las necesidades “más apremiantes actuales y del futuro”. Sin embargo, a lo largo del texto se pueden inferir algunas necesidades que considera importantes. Por ejemplo, menciona la necesidad de una transformación en la comprensión de la justicia y de los derechos de los seres vivientes, la necesidad de hacer cambios o tránsitos hacia una ecología integral, y la necesidad de una educación que responda a las sabidurías ancestrales y también a las tecnociencias (Valenzuela Osorio, 2023). También se destaca la necesidad de una articulación entre la fe y la praxis.


¿Quién investiga?


De acuerdo con Rocío Jiménez la investigación feminista está sujeta a “una autorreflexión personal de partida que haga posible el posicionamiento de quien investiga” (2021, p. 183). En ello reside la importancia de hacer explícita la postura epistémica de quien investiga. En el artículo de Valenzuela el autor no hace un locus de enunciación en ningún momento; sólo viene su adscripción institucional a la Universidad Agustiniana de Colombia. Además, no especifica las razones que tuvo para plantear el problema de investigación como lo hizo. Lo que sí se evidencia en la redacción del autor es su compromiso con las principales posturas teóricas teológicas que retoma de los autores: Walter Kasper, Raúl Berzosa, Karl Rahner y Raimon Panikkar.


¿Qué se investiga y cómo se investiga?


El reconocimiento de los enfoques epistemológicos, desde una perspectiva feminista, implica tener claridad sobre la trayectoria propia de quien escribe y su contexto (Jiménez Cortés, 2021, p. 183); además, se debe considerar que la elección del tema está vinculada a las personas hacia quiénes se dirige la investigación, tomando en cuenta cómo pueden verse afectadas sus vidas por los resultados de la misma. Valenzuela expone que su pregunta de investigación consiste en "cómo pensar la unidad de teología en el marco de este “camino de sinodalidad”, y hacerlo en diálogo y aprendizaje del sínodo de la Amazonía, en cuanto es un sínodo paradigmático en la historia de la Iglesia" (2023, p. 5). El autor explica que su objetivo es explicitar de forma sistemática ese pensar utilizando las partes de la misma pregunta. Esas partes son: la unidad de la teología, el camino de la sinodalidad, el diálogo con el sínodo de la Amazonía.


En este punto conviene preguntarnos por quiénes son las personas hacia quiénes se dirige la investigación o que están relacionadas con ella, siguiendo las partes establecidas por el autor en la pregunta de investigación. En primer lugar, cuando habla de unidad teológica, como se definió anteriormente, hace referencia a la articulación y la integración entre la teología y la pastoral. Donde la pastoral tiene como centro a las personas creyentes católicas. En segundo lugar, el autor explica que el camino de la sinodalidad aparece como “expresión de la mediación de las diversas realidades del mundo y como voluntad de Dios de cara al tercer milenio. Además, (…) el concepto de sinodalidad se enraíza en la realidad de la Iglesia como sacramento, comunión y mediación (…)" (Valenzuela Osorio, 2023, p. 6). Valenzuela habla de “la mediación de las diversas realidades del mundo” y hace referencia a que dicho camino se “enraíza en la realidad”, si bien esto no hace referencia directa a ninguna persona o grupos de personas; si se relaciona con el contexto de la sinodalidad de la Amazonía, donde la presencia de personas creyentes: mujeres, laicas, hombres diáconos, etc., se posiciona en el centro.


En tercer lugar, el autor identifica el diálogo con el sínodo de la Amazonía. En ese sentido, Valenzuela explica que se usó el término “amazonizar la Iglesia” como un horizonte constitutivo para permitir que la localidad impregne la universalidad (2023, p. 7). A lo largo del artículo se hace referencia a la importancia de la localidad en el marco de la amazonía, a partir de lo cual me cuestiono si la localidad de la amazonía no se relaciona con los cuerpos de las personas creyentes que integran la iglesia católica en esa región.


De acuerdo con el autor, el cómo (el método) no puede separarse del qué (Valenzuela Osorio, 2023, p. 7).  Es por ello por lo que en este apartado la pregunta qué se investiga, incluye el cómo se hace. En el texto, la categorización de las tres partes expuestas anteriormente sirve para guiar el método reflexivo que implica responder ¿cómo pensar? “el pensar consiste, entonces, en representar, en explicitar esa presencia [del acontecimiento] y su modo dinámico de acontecer” (Valenzuela Osorio, 2023, p. 5). En ese sentido, el autor lo que propone es analizar cada una de las partes o acontecimientos (la unidad teológica, el camino de la sinodalidad y el sínodo de la Amazonía) para sistematizarlas y articularlas. Sin embargo, su análisis gira en torno a los resultados del Documento final del Sínodo, y no a la presencia de los propios acontecimientos y a su modo dinámico de acontecer. Es decir, el camino sinodal de la Amazonía, como se ha mencionado previamente, tuvo características específicas que incluyen la presencia y participación en la discusión de mujeres y personas laicas pertenecientes a pueblos originarios amazónicos; presencias y participaciones que el texto no considera para “pensar” la unidad teológica del camino sinodal del sínodo de la Amazonía. Situación que se expondrá en el siguiente apartado.


¿Con quiénes?

Esta pregunta planteada por Rocío Jiménez, es más compleja de responderse en el marco del artículo de Valenzuela, por un lado, debido a que su planteamiento de investigación no incluye específicamente a personas o grupos de personas; por otro lado, porque cuando habla de personas o grupos de personas que no son los teólogos que cita se refiere a ellas con eufemismos, algunos retomados de los documentos oficiales. Pero lo que sí se puede observar a lo largo de su redacción es que no se parte de un plano relacional simétrico.


En el texto Valenzuela pone en el centro de su narrativa a las referencias teológicas que cita, y los conceptos y términos que usa; sin embargo, no menciona a las personas que, de hecho, discutieron y llegaron a los acuerdos del sínodo de la Amazonía. Cuando nombra a grupos en situación de vulnerabilidad, lo hace como un resultado de los diálogos y desde una perspectiva vertical en la que pone en el centro y esencializa su “fragilidad”:


En este horizonte constitutivo, el pensar la unidad de la teología recae sobre las tensiones polares de la condición relacional y de la interdependencia de la realidad; cobra un lugar relevante el rostro de la localidad, de la cultura, del pueblo, de los seres frágiles y descartados (Valenzuela Osorio, 2023, p. 6)


Esas referencias son escasas, pero constantes a lo largo del texto. Se refiere a "seres frágiles y descartados" en general, no hace referencia a quiénes son esos seres, o en qué cuerpos se encarnan. En otro momento el autor menciona que las preocupaciones de la iglesia están en la “comunidad de la vida” en "el pueblo creyente, la humanidad entera, y las diversas formas de vida” (Valenzuela Osorio, 2023, p. 14). Si la comunión de la vida está en el centro, ¿qué implicaciones tiene que sólo se nombren algunas vidas y a las demás se les incluya bajo los calificativos de diversidad, fragilidad, pobreza y descarte?


Finalmente, el texto hace referencia sólo en un párrafo a las mujeres, donde menciona que la amazonización exige mirar a la diversidad de formas de la vida. El autor menciona que se debe prestar atención al “lugar de la mujer en la sociedad y en la Iglesia; los códigos del cuidado de la mujer como alternativa a la crisis ética; la comprensión del cuerpo; la opción por los pobres y marginados" (Valenzuela Osorio, 2023, p. 16). Resulta importante, retomando el contexto del sínodo, que cuando Valenzuela menciona el papel de la mujer en la iglesia no aclara la relevancia del tema; sobre todo, teniendo en cuenta las profundas discusiones al respecto tanto en el sínodo como en el mismo documento final. Además, llama la atención que escriba “la mujer” en lugar de las mujeres, y el esencialismo cuando refiere a los códigos de cuidado como una alternativa a la crisis ética.


Siguiendo con el esencialismo que se evidencia en la forma en la que el autor nombra a las mujeres, es importante resaltar que cuando nombra el cuidado de la tierra siempre se refiere a “ella” en femenino, incluso la nombra “madre”. Esta práctica, parece repetirse en la forma en la que nombra a las personas que forman parte de los pueblos originarios de la Amazonía. "Los pueblos aborígenes podrían ayudarnos a percibir lo que es una feliz sobriedad [...] Reconocen que la tierra, al mismo tiempo que se ofrece para sostener su vida, como una fuente generosa, tiene un sentido materno que despierta respetuosa ternura" (Valenzuela Osorio, 2023, p. 17).


El tratamiento esencialista, marginal y casi invisibilizado que le da el autor al papel y presencia de las mujeres tanto en el sínodo como en la unidad teológica, recuerda a algunas de las críticas que las teólogas feministas hicieron en su momento al Concilio Vaticano II. Diversas mujeres que estuvieron presentes en él hablan de la lucha por hacer que se les reconociera como personas, como iguales al hombre. A éste se le reconocía como persona y se dedicaba algún párrafo poético específico para las mujeres (Martínez Cano, 2014, pp. 51-54).


¿Para qué?


Rocío Jiménez establece que una investigadora feminista se pregunta cómo va a contribuir a la justicia social o a la igualdad de oportunidades para las mujeres (2021, p. 183). Así, es necesario visibilizar las desigualdades estructurales y cómo se contribuye a mitigarlas. Valenzuela menciona algunas de estas desigualdades en su texto sin categorizarlas como tales ni problematizarlas; y aunque en dos ocasiones hace referencia a la necesidad de un nuevo paradigma de justicia, no explicita las razones para ello. Sin embargo, establece que:

(…) la sinodalidad adquiere otra dimensión fundamental: pone en la mesa de diálogo las diversas formas de vida (los pobres, las culturas descartadas, el agua, el ambiente, los sistemas vivientes, los seres vivos, la educación y los seres del futuro), y la responsabilidad de los diversos estamentos socioeconómicos. Lo que acontece en un sínodo como el amazónico es la convocación del diálogo entre las diversas esferas de la realidad (Valenzuela Osorio, 2023, p. 13).


La postura de Valenzuela frente a estas afirmaciones, es decir, el para qué de su investigación, es “que la teología, además de ponerse en diálogo con los actuales paradigmas, sea ella misma paradigma para la cultura y para la ciencia” (2023, p. 17). En ese sentido, aclara que la teología debe pensar lo teológico de toda forma de vida. ¿Cómo integrar la diversidad de las formas de vida en la unidad teológica sin explicitar las especificidades de los cuerpos en los que se encarnan esas vidas y las desigualdades estructurales que les atraviesan?


Conclusión, ¿cómo pensar la unidad teológica en el camino de la sinodalidad desde una postura feminista?


Me parece que, además de responder a las preguntas planteadas a lo largo del presente ensayo, el problema de investigación al que se enfrenta Vicente Valenzuela necesita ser planteado haciendo frente a los desafíos de la investigación feminista. De esta forma la unidad teológica se podrá pensar desde un acercamiento a la realidad contextual de la Amazonía, ampliamente debatida en el sínodo de 2019. Con base en esto se hacen las siguientes recomendaciones.


La interseccionalidad como una herramienta para mirar la realidad

Reconocer que las diversas formas de vida son diversas porque están atravesadas por múltiples categorías interconectadas entre sí, permite ubicar en el contexto las desigualdades estructurales que posibilitan o impiden el acceso de cada persona a la tan anhelada justicia social. Es por ello que dichas interseccionalidades deben ser nombradas en una investigación, especialmente en una que pretende resaltar la importancia de pensar lo teológico de toda forma de vida. “Estas ubicaciones de intersección ayudan a comprender las experiencias vitales y los fenómenos sociales que estemos estudiando, favoreciendo así, el análisis de estructuras sociales desiguales” (Jiménez Cortés, 2021, p. 191).

 

En ese sentido, como el autor trabaja con los resultados del sínodo, será importante plantear el tema considerando las interseccionalidades de dos grupos: las personas que estuvieron presentes en el mismo sínodo y discutieron cada uno de los temas tratados ahí; y las personas católicas de la región amazónica, que son hacia quienes van dirigidos los resultados.

 

La reflexividad como criterio de rigor

A pesar de que el autor posiciona su método partiendo de la reflexión, no la hace desde su propio posicionamiento como investigador. Es por ello por lo que será indispensable que se haga un reconocimiento y documentación de su ubicación social. Y, además de compartir sus referentes teóricos, deberá de explicitar sus influencias, esto permitirá conocer desde qué marcos realiza la elección de fuentes y la interpretación de las mismas.

 

El respeto de la voz de la otredad

Para que se ponga en el centro el camino de la sinodalidad se deben respetar las voces de las personas que lo caminaron, “hacer hincapié en quién habla [camina], a quién, desde qué propósitos construye una determinada realidad” (Jiménez Cortés, 2021, p. 193). Sólo se puede lograr una postura ética si los métodos y técnicas de la investigación respetan la agencia de las personas que dialogaron y llegaron a acuerdos en el sínodo; y de las personas hacia quienes éste iba dirigido.


En ese sentido, será importante también retomar conceptos elaborados desde teologías críticas que permiten mirar a estas personas. Un ejemplo de ello es el concepto de cuerpos diaspóricos de Marilú Rojas como una alternativa a “frágiles” o “más débiles”. Los cuerpos diaspóricos son los cuerpos de personas que han sido marginadas o excluidas de la sociedad dominante debido a su identidad o sexualidad, y que buscan la inclusión y el reconocimiento en la comunidad religiosa (Rojas Salazar, 2019), un claro ejemplo de ello son las mujeres del sínodo.


Encarnar la realidad mediante nuestras emociones y nuestros cuerpos

Los temas que toca el problema de investigación están inmersos en un contexto de desigualdades estructurales y particularidades propias de la región, es por ello por lo que se decidió hacer un sínodo local que resonara en la generalidad de la iglesia católica. Estas características contextuales no sólo tocan a las emociones y los cuerpos de las personas implicadas en el proceso de sinodalidad, sino también a quienes decidimos investigar al respecto. En ese sentido, será importante tener un especial énfasis en los afectos y en los cuidados de quien investiga y quienes son las personas sujetas del estudio.


Si bien la investigación de Vicente Valenzuela no está planteada desde una perspectiva feminista, los planteamientos y el contenido de su investigación constantemente hacen una invitación a trabajar desde los afectos y el cuidado. Esto se ve reflejado cuando se cita el contenido del documento final del sínodo y las declaraciones de algunas autoridades eclesiásticas, por ejemplo: "el papa Francisco afirma que el kerygma[2]cristiano es político, comprometido con el cuidado" (Valenzuela Osorio, 2023, p. 8). Lo anterior y el diálogo de saberes son una constante que se pueden abordar desde la interseccionalidad y respetando la voz de las personas que participaron en el proceso sinodal. Especialmente, tomando en cuenta que esos son espacios en los que las mujeres normalmente estamos sistemáticamente excluidas y, a pesar de que no hubo una inclusión sustantiva en este caso, no nombrarlas implica invisibilizar la diversidad de formas de vida que tanto se menciona a lo largo del artículo.


La elaboración de este ensayo es una invitación a trabajar con una reflexividad constante que dé cuenta de la agencia de las personas que serán colaboradoras de mi investigación. No se puede optar por la justicia social ni por la reivindicación de los derechos y espacios de las mujeres y las disidencias sexuales si no se les nombra desde su diversidad y sus particularidades, si no se reconocen sus afectos y los propios.


Fuentes de información

 

Jiménez Cortés, R. (2021). Diseño y desafíos metodológicos de la investigación feminista en ciencias sociales. EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 50, 177-200.

Martínez Cano, S. (2014). Mujeres desde el Vaticano II: memoria y esperanza (S. Martínez Cano, Ed.). Editorial Verbo Divino.

Rojas Salazar, M. (2019). Liturgia Queer. Concilium: Revista internacional de teología, 383, 747-756.

Secretaría General del Sínodo. (s. f.). El Sínodo de los Obispos [Sitio institucional]. Secretaría General del Sínodo. http://secretariat.synod.va/content/synod2018/es/sinodo-de-los-obispos.html

Valenzuela Osorio. (2023). Pensar la unidad de la teología en el “camino de la sinodalidad”, desde el sínodo de la Amazonía. 73. https://doi.org/10.11144/javeriana.tx73.putcs


[1] El Sínodo es una asamblea religiosa en la que jerarcas de la iglesia católica se reúnen a dialogar y buscar soluciones actuales, “tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal dándole su consejo” (Secretaría General del Sínodo, s. f.)

[2] La proclamación del misterio de Cristo.



Foto tomada en el sínodo.  El papa rodeado de mujeres  indígenas, cuando justo fueron los temas que se echaron para atrás, las de las mujeres indígenas  y las de los pueblos  originarios
Foto tomada en el sínodo. El papa rodeado de mujeres indígenas, cuando justo fueron los temas que se echaron para atrás, las de las mujeres indígenas y las de los pueblos originarios


 
 

No te pierdas ningún artículo

  • LinkedIn
  • X

Síguenos

bottom of page